Antiguamente tirados por caballos, los coches fúnebres han pasado por numerosos cambios y procesos hasta llegar a la visión de coche fúnebre que tenemos en la actualidad.
Por todo esto, en este artículo redactado con la ayuda de nuestros compañeros de la oficina funeraria en Murcia queremos mostrarle un poco sobre la historia de este tipo de vehículo funerario.
¿Qué es un coche fúnebre?
Un coche fúnebre o carroza fúnebre es el vehículo utilizado para transportar un ataúd con los restos mortales de una persona que ha fallecido recientemente.
En muchas culturas se hace uso de este tipo de vehículos donde se depositan los restos para transportar el cuerpo del fallecido durante el trayecto que va desde el velatorio, hasta el punto final del acto funerario (el entierro o la incineración).
En ocasiones especiales este tipo de vehículos son acompañados por una escolta policial o militar.
Este hecho claramente excepcional ocurre principalmente en funerales de Estado o acontecimientos de gran relevancia para la sociedad.
En estos actos poco convencionales incluso se suele reemplazar el coche por cureñas o helicópteros para el traslado del cuerpo pero como decimos, generalmente esto sucede en ocasiones muy puntuales.
¿Cómo es un coche o carroza fúnebre?
Este tipo de vehículos funerarios suelen reconocerse fácilmente por su chasis alargado tipo vagón (Tenga en cuenta que en el ha de poder albergar un ataúd junto a los arreglos florales que le acompañen).
En la parte delantera del coche se encuentra la cabina del conductor con capacidad en muchos casos para hasta tres personas (El conductor acreditado y dos acompañantes del féretro).
La parte trasera del coche fúnebre está preparada para contener el ataúd en su interior.
Para ello esta parte está dotada de armazones metálicos con seguros para fijar el cajón y evitar desplazamientos (aunque si deslizamientos).
El vagón trasero puede ser visto (mediante cristales que permiten ver su interior) o cubierto (carrocería metálica con vidrios polarizados o semi polarizados).
Algunos vehículos fúnebres se encuentran equipados con bocinas, campanas o sirenas para dar una mayor solemnidad al ritual.
Ocasionalmente, además se flotan coche funerarios extra con el fin de cargar flores fúnebres que acompañan al fallecido puesto que este ha sido honrado con multitud de coronas, centro y flores y estás no entran en un único coche.
Historia de los vehículos funerarios
Los primeros vehículos funerarios estaban tirados por caballos y se utilizaron en la Inglaterra desde el siglo XVI.
Incluso existen datos de este tipo de vehículos en la América de finales del siglo XVII.
Estos carros aparecieron como consecuencia de la distancia que comenzó a extenderse entre las casas y las iglesias donde se debía de enterrar a los fallecidos (por el cremiento exponencial de las ciudades).
Estas distancias y el problema que había a la hora de enterrar a un difunto (no se hacía inmediatamente y el féretro quedaba expuesto durante días deteriorándose) provocó la aparición de este tipo de vehículos.
George Shillibeer fue reconocido como el inventor del primer vehículo fúnebre conocido.
De hecho, su marca de vehículos «Shillibeer’s Funeral Coaches» se popularizo posteriormente en toda Europa.
Durante la época de George Shillibeer se popularizó también el uso de plumas de avestruz en la decoración de los carros funerarios.
Cuantas más plumas hubiese el carro más rico sería el difunto o su familia.
Además se podía saber si el difunto era un hombre o una mujer en función del color de lo caballos que tiraban del carro.
- Si el coche era tirado por caballos negros, el difunto sería un hombre
- Si el coche era tirado por caballos blancos, los difuntos serían mujeres y hombres solteros
- Si el dueño de la funeraria no disponía del caballo del color correspondiente, lo teñía.
No obstante, se tienen registro de los primeros coches fúnebres motorizados de mayo del año 1907 (según la revista Scientific American).
Sin embargo, no fue sino hasta 1920 cuando se comenzaron a popularizar lo suficiente este tipo de vehículos como para sustituir a los tradicionales carros de caballos.
Durante esta época también se puso de moda el uso de plumas de avestruz para decorarlos: cuantas más plumas hubiese, más posibles tenía el finado o su familia.
El coche era tirado por caballos negros si el difunto era un hombre; las mujeres y los hombres solteros, blancos.
Si el dueño de la funeraria no disponía del caballo del color correspondiente, lo teñía.
Hasta bien entrada la década del treinta del siglo XX estos coches funerarios intentaban emular a las carrozas fúnebres victorianas y sus ornamentos exteriores (algunos incluían faroles y campanillas mudas).
No fue hasta el final de la Segunda Guerra Mundial cuando se empezó a utilizar un estilo de vehículo funerario más sobrio y similar a los que se utilizan actualmente.
Este paso de coches fúnebres tallados a los actuales (tipo limusina) se produjeron por una lógica reducción de costes tras la segunda gran guerra.
¿Cuáles son las principales marcas de coches fúnebres?
Normalmente, este tipo de vehículos funerarios suelen ser coches de lujo y por lo tanto, están creados por marcas de lujo reconocidas como:
- Cadillac
- Lincoln
- Mercedes-Benz
- Jaguar, Opel
- Ford
- Volvo
- Chevrolet
- Chrysler
- Dodge
No obstante, antiguamente otras marcas de coches como Daimler, Rolls-Royce, Studebaker, Buick o Peugeot también sacaron líneas de coches fúnebres.
Sin embargo, y como dato curioso oficialmente ninguna marca de coches ofrece en su catálogo de productos coches fúnebres, ya que desde un punto de vista marketiniano nadie quiere que se asocie una marca a un momento tan triste como la muerte.
No obstante, este tipo de vehículo ha de existir y por ello muchas marcas han intentado adaptarse a ello creando modelos distintos y característicos.
Desde vehículos monovolumen, hasta vehículos low cost o eco responsables (muy extendidos hoy en día).
De hecho, por regla general, muchas de estas marcas suelen ofertar el coche a un precio de mercado y posteriormente la adecuación del carruaje para hacerlo funerario aparte.
Esta transformación de coche común a vehículo funerario puede llegar a costar hasta 60.000 euros más.